viernes, 1 de noviembre de 2024

El Cajón de Telly Chavalas

MÚSICA PARA BÚSQUEDAS TRISTES

Hoy por fin he encontrado unos cómics del Universo Wildstorm que llevo buscando durante un par de semanas. Ya saben, aquél que se inventó Jim Lee con algunos colegas después de pirarse de Marvel y luego malvendió a la DC Comics a cambio de un puesto directivo. Y ahora sus personajes salen de vez en cuando de comparsa en algún cómic de ésa editorial mientras frikis nostálgicos como yo lo echamos en falta al leer los grandes cómics que llegaron a producir como los “WildC.A.T.s” del propio Lee, el “Stormwatch” de Warren Ellis y Bryan Hitch, el “Authority” de esos dos mismos o series como “Stormwatch Post Human Division” de Christos Gage y Doug Mahnke. No sé cómo me lo monto pero siempre encuentro las cosas al final, después de haber levantado media Tellygruta. Y luego están los cabrones ahí agazapados en el sitio más al aire, como riéndose y todo. Total que yo para ese tipo de gilipolleces frikis que hago suelo ponerme música. Mover material es divertido, miras lo que tienes, dónde conejos lo tienes y te das una alegría si al final lo encuentras. Luego se me olvida donde están las cosas y vuelta Perico al torno. Pero bueno, es una forma de hacer ejercicio y mover el esqueleto. Y la sangre.

Pues como les decía yo para eso suelo ponerme uno o dos discos, dependiendo de lo que dure la cruzada friki de búsqueda. Casi me tenía que poner un sombrero Fedora y una carterita como el doctor Jones entrando en un templo de los obitos. Y esta semana me he puesto el disco “Pilgrim” de Eric Clapton, descrito por el propio músico en su autobiografía publicada en 2007 como “el disco más triste de todos los tiempos”. Lo cierto es que algo triste sí es. De hecho, me he saltado la segunda canción, titulada “River of Tears” porque no podía con ella. En ése momento les confieso que me he preguntado “¿Por qué cojones no me he puesto uno de AC/DC?”. Para mover material lo mejor es el Heavy, se lo digo yo. Y hablando de Heavy, el otro día se me ocurrió echarle un vistazo a una serie titulada “Hysteria!”. Bueno a la serie completa, no, sólo al primer capítulo. Me pareció un rollete, no se la recomiendo. El argumento a priori tenía mimbres para haber hecho una gamberrada curiosa, con un grupo de chavales de instituto haciéndose pasar por satánicos para que su banda de Heavy tuviera éxito entre sus compis. Pero no, en su lugar nos ofrecen lo de siempre. Ya saben, lo habitual en producciones sobre adolescentes, la inseguridad, la búsqueda de la popularidad y la aceptación de otros y el sempiterno romance pastelero con la rubia de bote de turno. Vamos lo que viene siendo, por lo menos para mí, como una puta mierda llena de topicazos. Y de música Heavy la serie andaba regulera. En Hollywood sólo conocen el “Number of the Beast” de los Iron Maiden. Olía un poco a pegote y a querer hacerse pasar por lo que no es. Como un adolescente, vamos. Y encima tiene un rollo terrorífico raruno con rapto de jovenzuelos y posesiones demoníacas a madres incluidas. Yo para mí que querían ir en plan “Riverdale”. La culpa la tengo yo por pensar que me habían hecho otro “Desmadre a la americana”.

Volviendo al disco de Clapton no es tan triste como él dice. Bueno, el tema dos ya les digo que si has perdido a seres queridos es difícil de digerir. Pero el resto no está mal. Más que triste yo lo calificaría de pausado y tranquilo. Y tiene grandísimas canciones como “My Father’s Eyes”, “Circus”, “Going Down Slow”, “Fall Like Rain” o mis favoritas “She’s Gone” y “Broken Hearted”. Fue su duodécimo álbum en estudio y apareció en 1998. A pesar de su pretendida tristeza fue un gran éxito en la carrera del amigo Mano Lenta. Además a Clapton le va el “Blues” y una de las acepciones de esa palabra significa “Triste” en español así que no sé de qué se extraña la gente. Otra cosa chula del disco es la portada que ilustró Yoshiyuki Sadamoto, conocido por obras como “Nadia: el secreto de la piedra azul” o “Neongenesis Evangelion” siguiendo las indicaciones del propio Clapton. El músico conoció el trabajo de Sadamoto no por su obra en el manga y el anime sino por un libro de arte titulado “Alpha” que el artista japonés publicó en 1993. Ea, como les digo siempre no olviden supervitaminarse y mineralizarse. Y si tienen que ver una serie que sea la del Pingüino, pasen olímpicamente de “Hysteria!” que no es tan Heavy como quiere parecer.

TELLY CHAVALAS



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