Indiana Jones y la nostalgia como prescripción
Puede que me esté volviendo en contra de la nostalgia. No es mala cosa renegar de un recurso que últimamente se está utilizando como arma para avivar el espíritu del espectador y guiar sus sentimientos. Esto ha pasado con la banda sonora de la última película de Indiana Jones. Lo que siempre ha sido motivo de celebración para mí, se ha convertido en un elemento de sospecha. Todo viene de la intensidad con la que he sentido siempre la relación entre música e imagen y cómo han intentado colarlo como algo engañoso.
Sin entrar a revelar nada, diré que la fuerza se ha convertido en debilidad en algunos momentos de máxima atención. El momento frase y late motiv no lo he visto peor tratado que en esta película. Y sinceramente, no veo la necesidad de añadir el ‘’ ta tara tannn ‘’ en cada referencia de Indiana Jones al pasado. Es casi como si quisieran asegurarse de que los espectadores de otra época no se desconectan del todo. En ‘’ Los últimos jedi ‘’ también jugaron a este juego, pero de forma más grosera. Entendieron que el tema de la fuerza era un bálsamo para toda situación. Un medio para hacer épico todo lo que aparecía en pantalla. Es difícil sentir que algo falla cuando algo tan bonito lo acompaña y es que la música es el maquillaje perfecto, pero recuerdo al posible lector que el cine, por encima de todo, es imagen, y si la imagen de por sí no tiene significado, la música se vaciará de contenido y significado.
Nadie puede negar la belleza en las composiciones de John Williams. En este frente estamos curtidos por mil batallas, pero en la sala de ensamblaje se han tomado decisiones muy específicas. Recomendaría a todo el que no lea esto que no se fije en estas cosas por si suena la campana y no se da cuenta, pero si lo hacéis y caéis en esta conclusión, dadle una vuelta.
Daniel
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