MÚSICA PARA ÉPOCAS MOÑAS
Bueno, pues ya ha llegado la Navidad a la puerta de su casa, traemos renos voladores, gordos borrachos que sólo trabajan una vez al año y encima allanando moradas ajenas con alevosía y nocturnidad, comas etílicos, cenas de empresa, billetes de lotería que nunca te tocan y otros grandes inventos de la humanidad como los roscos de vino. Francamente, cuanto más viejo voy siendo más repeluco me da la Navidad. De pronto es como si todo el mundo se volviera gilipollas. El otro día estaban echando en la tele una película de Bruce Willis “Red” en la que en un momento de la misma su personaje sale de su casa a tirar la basura y se da cuenta de que todas las casas de su calle ya han puesto la decoración navideña. Y él, claro está va y la pone también. Sus lucecitas, sus muñecos de nieve, sus renos levitando como la niña de “El exorcista”. Mal, muy mal, yo me habría atrincherado en casa, habría tapiado las ventanas y habría hecho acopio de víveres y municiones. Bueno como soy español, acopio de armas blancas, piedras y palos. Y papel higiénico, conocido popularmente como “papel del culo”. Me pregunto qué haría su personaje si en otra ocasión saliera a tirar la basura y viera que todos sus vecinos se han vuelto satánicos o zombis. ¿También se uniría al grupo? Pues esto es lo mismo, no porque todo el mundo lo haga está bien. Como la chapa que dan en la tele con los putos musicales. Regala un musical. La magia del musical. Francamente hasta que no hagan un musical de Lemmy Kilmister a mí que me esperen sentado. Además el musical no es uno de mis géneros cinematográficos preferidos. No los comprendo, me resultan alienígenas. ¿Por qué conejos se ponen de pronto a cantar y bailar como si les hubiera dado un chungo? Pero ah, si lo protagonizara Lemmy Kilmister y de pronto se pusiera a cantar “Born to Raise Hell” pues mi cerebro podría asimilarlo sin problemas. Vale, comprendo que la mayoría de la gente le tiene la misma tirria que yo a la Navidad, lo que pasa es que tienen hijos y nietos y lo ocultan para proporcionarle a la chavalería una época alegre. Pero yo siempre he pensado de la misma manera, un poco extremista quizás. O me lo das todo el año o te lo metes por el culo. Que luego viene la cuesta de enero y el síndrome de estrés posvacacional a joder la marrana. Pero si yo tuviera hijos, o en su lugar un perro como suele ser la moda últimamente sí le llevaría en Navidad a ver un musical de Lemmy Kilmister en el que apareciera todo el repertorio de grandes canciones de Motörhead. Pero bueno eso debe de existir en un universo paralelo de ésos. Dichoso multiverso, me ha tocado el plano más moñas de todos. Menos mal que tengo mis medicinas para combatir ésta plaga estacional que nos acosa durante éstas semanas como los discos de Motörhead “Deaf Forever. The Best of Motörhead” y “Bastards” con los que se podría formar el esqueleto sonoro de ése musical navideño que me he imaginado éstos días. Es escuchar “Born To Raise Hell”, “Lost in the Ozone”, “I Am The Sword”, “Ace of Spades” o “ We Bring the Shake” y se me pasan todos los males. Ah y por supuesto el doctor Telly recomienda también un tebeo de Conan el cimmerio actualmente en busca y captura y amenazado de cancelación cultural por su alto contenido en “masculinidad tóxica” según las últimas homilías de la Santa Iglesia de la Estupidez Humana. En fin, menos mal que Santa Bêlit y Santa Valeria nos protegen a todos. Incluso a los estúpidos y estúpidas que no se han leído una sola historia de Conan en toda su puta vida. Pobres, no saben lo que se pierden. Recuerdo que en la facultad había una chica muy guapa, morena de ojos claros que llevaba la carpeta forrada con dibujos del Conan de John Buscema y Tony De Zuñiga. No parecía muy escandalizada por pasearse con tanta “masculinidad tóxica” debajo del brazo. El otro día me metí por las córneas un álbum europeo que adaptaba una de las historias que más me gustan del cimmerio “Más allá del Río Negro” que no está nada mal. Hombre, es mejor la de John Buscema que apareció en “La espada salvaje de Conan” pero ésta no está del todo mal y se ve un interés por modernizar un poco el diseño del bárbaro. Y en cierto modo se parece más al relato original ya que aunque parezca mentira en las historias de Howard Conan se vestía con algo más que un pañal peludo. A veces incluso usaba armadura y todo no crean. Así que ya saben, no se dejen llevar demasiado por estas fechas tan “señaladas”. Cuídense y no olviden supervitaminarse y mineralizarse. Y cuidado con los renos que levitan, pasan a toda leche y esos cuernos son más peligrosos que el puñal emponzoñado de un picto ¡¡POR CROM!!
TELLY CHAVALAS
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