jueves, 7 de septiembre de 2023

Descubriendo a...

La evolución de rock and roll como género se ha relacionado con manifestaciones del espíritu como el amor libre, el consumo de drogas o el deseo de paz mundial. La juventud de aquella generación sentía que tenía que expresar sus inquietudes sobre la desigualdad y la injusticia que, en parte, se llevaba a cabo por parte de la generación de sus padres. Como suele suceder en las sociedades más conservadoras, la necesidad de buscar un culpable de ese comportamiento se convertía en una búsqueda casi religiosa. Al final dieron con el culpable perfecto. Lo es siempre y nunca lo puedes citar: el demonio. 
Conforme el rock se iba convirtiendo en tendencia, también lo hacía el satanismo y muchos grupos asumieron las acusaciones de los grupos conservadores como ciertas y propias. Esto avivó la codicia de los productores musicales que, valiéndose de la imagen que daban estos grupos y su aceptación, decidieron apostar por ellos. Se cumplió algo que suele cumplirse siempre en la historia de las quejas públicas y es que el empeño por prohibir algo suele alentar su consumo, aunque sea por joder a los carrozas. 
Esta relación entre la música y el demonio no es nueva. De hecho, el rock es una evolución de los cantos negros de la época de las plantaciones esclavistas. Para calmar sus desdichadas existencias, ocupaban su tiempo libre bebiendo sin contar con el mañana en tugurios que la iglesia no tardó en definir como ‘’ casas del diablo’’. Allí surgían estos cánticos que hablaban de la aparición del diablo con forma de hombre negro en los cruces de caminos para compartir su pericia musical. 
Se registró una supuesta posesión demoniaca en el mundo del blues. Un tal Tommy Johnson se ganaba la vida tocando una guitarra cuya técnica decía haber adquirido a través de un pacto con el diablo. Otro caso es el de Peetie Wheatstraw, que se hacía llamar a sí mismo ‘’ el yerno del diablo’’. Afirmaba que gracias a su pacto con el diablo logró grabar ciento setenta y cinco grabaciones durante los años treinta. Wheatstraw murió en un cruce de caminos cuando un tren arrolló su coche. Para muchos, aquel suceso no fue una casualidad. 
El caso más conocido puede que sea el de Robert Johnson, que, según las malas lenguas, vendió su alma al diablo en un cruce de caminos similar a los anteriores, acompañado de una guitarra y el hueso de un gato negro hervido. Su trascendencia en el mundo de la música se debe básicamente a que gente como los Rolling Stones, Led Zepellin o Eric Clapton fueron adaptando algunas de sus canciones. Eso y que el gran Walter Hill adaptó su vida al cine en una película titulada ‘’ Cruce de caminos ‘’ en 1986. 
Robert Johnson murió envenenado por intentar ligar con la señora del dueño de un local en el que tocaba. Tenía veintisiete años y ya os podéis imaginar a qué grupo se unió al pasar a mejor vida. 


Daniel



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