La banda estadounidense Machine Head presentará en una gira
por España su nuevo trabajo, Catharsis,
que es sin duda uno de sus empeños más polémicos. El grupo tocará en la Sala
Capitol de Santiago de Compostela el 29 de marzo, en Madrid podremos verlos el
2 de abril en La Riviera, al día siguiente en la Sala Custom de Sevilla, el 4
de abril en la sala París 15 de Málaga, el 6 de abril en la sala Repvblicca de
Valencia y el 7 de abril cerrarán su gira por la península en la sala
Razzmatazz de Barcelona.
Estos
conciertos forman parte de su Catharsis
World Tour, que propone el encuentro en concierto con su último trabajo, una
propuesta que puede calificarse entre las más arriesgadas de la banda y que en
muchos momentos recuerda a Slipknot y en otros el co-fundador y vocalista de
Machine Head saca de sus cuerdas vocales ecos de Korn y Sepultura.
Aplicaban el
término Catarsis los antiguos griegos al proceso de purificación de las
pasiones conseguidos mediante las emociones cosechadas con la contemplación de
la tragedia, y a juzgar por algunos comentarios particularmente ácidos que ha
suscitado este trabajo entre algunos críticos, casi parece que la banda de Robb
Flynn pretendiera provocar otro tanto entre quienes escuchen los temas de una
obra que a pesar de despistar en algunos momentos a algunos de sus críticos, tiene
más a favor que en contra. En la cosecha final de los 75 minutos y 15 temas que
nos propone Machine Head en Catharsis nos quedamos con lo positivo. Pesan
más los tantos a favor que los tantos en contra.
Querían
arriesgarse a experimentar y lo han hecho. Con un par. Importante tanto a favor
lo encontramos precisamente en su predisposición a jugar de antemano con
resortes conocedores de que éstos van a propiciar la generación de cierta
polémica en lugar de jugar sobre seguro. Arriesgan. Elijen batirse el cobre en
el territorio comanche en lugar de jugar sobre seguro. Y al hacerlo se ganan el
tirón de orejas de algunos de sus seguidores incondicionales que esperaban otro
tipo de propuesta. Riesgo asumible, porque andando el tiempo este disco, quizá
el de más difícil análisis que haya sometido a sus seguidores la banda, seguirá
metiendo caña y posiblemente ganará opiniones más positivas a medida que se
vayan acumulando varias escuchas, haciéndose perdonar aquello de su propuesta
que menos convence.
Su potente arranque con el tema Volatile es capaz de alejarse a base de pureza y simplicidad de
todos los artificios y experimentos que pueden plantearse Robb Flynn y sus
colegas en otros momentos menos atinados de la lista de temas que integran Catharsis, pero que igualmente
contribuyen a darle personalidad a esta especie de reto que nos lanza Machine Head.
Volatile es un ataque en toda regla y sobre
seguro con toda su artillería de riffs y claves reconocibles en los temas más
característicos de la banda. Nada que objetar. Marca la pauta para que podamos
enfrentarnos a todos los giros y, por qué no decirlo, altibajos que vamos a
encontrar en este camino imprevisto, cuyo talón de Aquiles pueden ser algunas
letras más tópicas y dóciles. Cierto es que de inmediato entramos en dudas y un
punto de conflicto con la intro y algunos momentos de protagonismo de tecla del
segundo tema, Catharsis, el primer
single. Llegados a este punto, un aviso: tras las teclas están las guitarras
que nos reencuentran nuevamente en algunos fragmentos con la bestia que acecha
continuamente en todo este noveno trabajo de la banda. Esa bestia reaparecerá
como su columna vertebral y es exactamente la que queremos escuchar rugir en un
disco de Machine Head. El tercer
tema, Beyond the Pale, revive ese
conflicto entre sus estribillos y el despliegue de guitarras que se convierte
en descarga en su desenlace, evidenciando las tensiones superficiales que
genera en algunos de los temas el carácter de caleidoscopio de influencias que
acompaña esta Catharsis en su
conjunto, pero bajo el cual sigue respirando mucho de lo mejor que puede
ofrecer Machine Head. Encontramos en California Bleeding es uno de esos temas
capaces de convertir al público en coro en los conciertos de la banda tirando
de lo melódico, que incluye el interludio más curioso de esta propuesta, en Triple Beam, un coqueteo de guiño hip
hop pero reequilibrado con su eficacia de riffs. El resto del disco va a vivir
continuamente en ese juego de contradicciones que son siempre voluntarias, no
accidentales, y responden al carácter de riesgo calculado que maneja Machine Heads en este trabajo. La banda
encuentra el camino para imponer unas veces pinceladas más sutiles y en otras
brochazos más descarados de su personalidad primaria en la mayoría del resto de
los temas del disco, Kaleidoscope, Hope Begets Hope, Screaming at the Sun,
Heavy Lies the Crown, Psychotic, Grind You Down, Razorblade Smile, y las
baladas Bastards, Behind a Mask y Eulogy, el tema que cierra el disco y es
el que menos me ha convencido de todo este trabajo, hasta el punto de parecerme
totalmente prescindible.
Cierto es que el progreso por esos temas y esa llegada al final es algo más
difícil en determinados momentos en los que se hace notar más la excesivamente
larga duración de la apuesta, pero en su carácter de aparente caos
cuidadosamente planificado tiene buenos momentos y además siembra una incógnita
interesante sobre hacia qué camino piensa conducirse Robb Flynn en el futuro Machine Head, negándose en Catharsis a ceñirse a su propio canon
más aplaudido para explorar territorios menos cómodos.
Toca ahora escuchar Catharsis en
directo cuando la banda pase por España.
Miguel Juan Payán
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