viernes, 12 de mayo de 2023

El Cajón de Telly Chavalas

MÚSICA PARA CONSTRUCTORES GALÁCTICOS

Madurar está sobrevalorado, como el amor y la amistad. Ser adulto no tiene casi nada bueno. Algunas cosas, pero no muchas, la verdad. Son más las responsabilidades y las preocupaciones que la posible libertad que te pueda dar el ser un adulto. De niños vivíamos mejor. Sin complicaciones, miedos, preocupaciones o responsabilidades más allá de aprobar cuatro exámenes de mierda y soportar a algunos de los gilipollas que teníamos de compis en el colegio. Así que cuando alguien me recomienda que madure me echo a reír. Oiga, eso son cosas de “normis”, yo soy un puto friki y por definición hago lo que me gusta siempre que puedo. Y si parezco inmaduro, pues me la suda y en paz. En mi familia hay una broma sobre mí y mis insaciables apetitos, sobre todo cuando era niño y mi madre me llevaba de compras a algún centro comercial. Por lo visto, cuando mi pobre madre me decía que no me podía comprar el juguete que me gustaba porque era muy caro yo montaba unos pollos de impresión. De hecho le hemos puesto nombre al bicho: “el niño del Rancor” pues fue ése el juguete de “El retorno del Jedi” que en una de ésas ocasiones mi madre no me pudo comprar. Luego ya se estableció una especie de pacto según el cual si yo aprobaba el curso en junio el día que recogía las notas mi madre me llevaba a comprar algún juguete. Sí, mercenario total oiga. Y desde entonces se acabaron los pollos, broncas y pataletas. Pero el niño del Rancor sigue vivo en mi interior, como una especie de Hulk enano y cabrón. Y de vez en cuando sale a dar por saco. Lo que pasa es que como soy “adulto” o paso por tal a quien da por saco ahora es a mí. Veo algo en alguna tienda y se me antoja. Lo dejo allí y cuando vuelvo ya no está, o está más caro, en fin, cosas del niño del Rancor. Un truco que tengo para tratar con ése cabrón es el mismo que empleaban los gobernantes medievales para protegerse de un envenenamiento que consistía en consumir pequeñas cantidades del veneno para hacerse inmunes. Así que quizá el niño del Rancor quiera un caza estelar Ala-X de Lego con mil y pico piezas. Pero yo voy y le engaño comprándole una revista en la que viene una pequeña maqueta de la nave mucho más económica. Y recientemente hice eso, vi la revista y como soy más pobre que las ratas y es poco probable que en algún momento me pueda permitir el lujo de comprarme un Ala-X de Lego de mil y pico piezas, cosa que mi colección de cómics tampoco me permitiría, pues tiro con una revistilla de seis euritos y su pequeña nave de regalo. Otra coña de ser un puto adulto. Tener que hacer elecciones. Total que el otro día acabé montando el mini Ala-X para ponerlo al lado de mi Ala-Y que compré hace años con el mismo objetivo. Montar una nave de Lego de esas dimensiones no lleva mucho tiempo, 20 o 30 minutos lo más. Y nada mejor que un disco de Supertramp para acompañar tal actividad. Ya creían que no les iba a hablar de música ¿eh? Las quejas al niño del Rancor. Total que el disco de Supertramp del que les hablo es el titulado “Some Things Never Change”. Mira, como el niño del Rancor, que tampoco cambia nunca el muy mamón. Sigue ahí, a piñón fijo dando la tabarra con sus frikadas. Se trata del décimo álbum de la banda, publicado en marzo de 1997 y llegó a ser disco de oro en España. Tiene grandes canciones como “Sooner or Later”, “Give Me a Chance”, “And The Light”, “Live to Love You” o “You Win, I Lose”. Pasaron diez años desde el disco anterior, “Free as a Bird” y la banda enfocó la grabación del mismo de una forma tradicional intentando volver al sonido característico de la misma. Y la verdad es que en algunas canciones lo consiguen, pues casi me recordó a mi disco preferido de Supertramp, “Breakfast in America” del que ya les he hablado en muchas ocasiones y para mí (y para el niño del Rancor también) la banda sonora no oficial del cómic “Watchmen”. Por cierto, una curiosidad sobre el mini Ala-X, vi en twitter una versión del Reino Unido y resulta que es diferente de la que me entró a mí en la revista. Y como soy un puto perfeccionista intenté acercarme más a ésa versión y al mover una de las piezas cayó al suelo y me tiré varios minutos buscando por el suelo hasta que pude encontrarla. Luego me fijé mejor en la foto que salía en la cuenta de twitter y ambos modelos son completamente diferentes. El de aquí tiene una pieza amarilla en el morro de la que carecía el otro modelo y varias cosas más. En fin, cosas de frikis y niños del Rancor. Ea, no olviden supervitaminarse y mineralizarse. Y si mataron a su niño interior ¡¡resucítenlo caramba!!

TELLY CHAVALAS



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