sábado, 11 de abril de 2020

Conan, su B.S.O y todo los demás dioses y elementos literarios Hyborios.


Conan

Estos días de cuarentena y cuando el tiempo libre que nos queda después de pasar un rato con la familia y terminar la jornada laboral, me queda tiempo para organizar mis cosas por toda mi casa y trastero. Me pongo la B.S.O de Conan el Bárbaro de Millius y pillo algo de lectura, en este caso relatos del creador del bárbaro norteño, R.E. Howard, y más concretamente “La Reina de la Costa Negra”. Si es cierto que posiblemente este fuera el primer CD de música que tuve junto con un directo de Deep Purple no hace más que evocarme épocas pasadas al escuchar sus pasajes que literalmente me transportan a la era Hyborea.

Muchas veces las B.S.O están totalmente asociadas a la película inevitablemente pero con esta que hizo el bueno de Basil Poledouris pasó a la historia al ser la de Conan, el bárbaro Cimmerio de ojos azules y cabello oscuro que protagonizo el bueno de Arnold Schwarzenegger y que quedara para siempre en nuestra retina como nuestro Conan cinematográfico. Que decir de la intro con la que comienza el disco y la película, “Anvil Of Crom”, forjando la espada de Conan, su padre, el herrero que luego le daría ese maravilloso discurso en el que le invita a confiar en el acero y le recuerda que su pueblo recogió el secreto de su forja del mismo del campo de batalla.

El pasaje del disco “Theology/Civilization” y que en la película representa la llegada de un bárbaro y un pequeño ladronzuelo (Subotai, ladrón y arquero) a la opulenta civilización que con tanta ansia y regocijo los dos personajes abordan al llegar a ella, la mágica y inmunda Zamora, cuidad de los ladrones, es una de mis favoritas por representar todo lo que la música puede crear tan nítidamente junto al cine, un mundo de fantasía casi tangible.

Si bien es sabido que R.E. Howard nunca salió de su pequeño pueblecito de Kansas, Cross Plains, y que su personaje la mayoría de las veces representa los pensamientos del autor, sobre todo en Conan, aflorando así todo ese espíritu salvaje que anidaba en Howard la mayoría de las veces. Hay un pasaje en el relato de “La reina de la Costa Negra” que refleja ese salvajismo al que Howard suele remitirnos tanto al escribir sobre el Cimmerio cuando a este mismo lo retiene la justicia por un crimen que él ha visto y que el juez le reprime diciendo que delate al asesino de un guardia que había intentado abusar de su novia:


“El Juez dijo gritando que yo había manifestado un profundo desprecio hacia el tribunal y que debía ser encerrado en una mazmorra para que me pudriera allí hasta que traicionara a mi amigo. Por consiguiente, y viendo que estaban todos locos, desenvaine mi espada y le partí la cabeza al juez; después me abrí paso entre el público y al ver cerca el caballo del alguacil me apodere de el y cabalgue hasta los muelles para escapar”

Este pasaje cuenta muy detalladamente la opinión de Howard sobre la ley y el orden y maneja en propia voz de su personaje su opinión de la sociedad que le rodeaba. Al fin y al cabo vivía en un pueblo de pocos habitantes y casi en medio del desierto. Su espíritu volaba libre y así lo manifestaba en las aventuras del bárbaro. En más de una ocasión llego a manifestar al preguntarle de donde sacaba las ideas de las aventuras del salvaje bárbaro que: “En ocasiones, me da la sensación de que Conan, se sienta a mi lado y me cuenta todo lo que vivió, y en ese momento me embarga un inmensa energía y tengo que escribir apasionadamente y no puedo hacer otra cosas, solo narrar las aventuras del inmenso Cimmerio. Las historias fluyen como si las hubiera vivido”.

El pasaje del disco “Orphans Of Doom/ The Awakening” puede valer para representar este evocador pensamiento del creador de Conan. Su prosa, en muy pocas líneas nos trasporta a un mundo, la era Hyborea en pocas lineas de descripción haciendo de Howard unos de los mejores narradores de aquella época que publicaban en aquellas revistas de papel de mala calidad aquí llamada Folletines. Weird Tales, la revista que se hacía con un papel malo y que derivo al nombre “pulp” por la pulpa de papel con la que se creaba pudo hacer que muchos de estos autores salieran de ese anonimato casi autoimpuesto y nos regalaran estas maravillosas obras. No olvidemos al señor de Providence, H.P. Lovecraft al que también le salvaron de no morir en el anonimato las publicaciones de sus obras. Sin más, animo a leer algo sobre el autor y su obra mientras se disfruta de su banda sonora y su película claro, les sorprenderá.

Fue un sueño lo que tajo el Loto Negro?
Entonces, maldita sea el sueño que angustió mi vida
y maldita la rezagada hora que no ve
la cálida sangre goteando del cuchillo carmesí.

                                                             
                                                                       La Canción de Belit




Alex El Cimmerio



No hay comentarios:

Publicar un comentario