1 de enero de 2022. La luz del día empieza a darte en los ojos y empiezas a entrar en el nuevo año poco a poco. La cabeza te da vueltas porque descubriste tarde que la sidra y el peche no son buenos compañeros de cama. Son las once de la mañana y el olor a café es reclamo suficiente para hacerte bajar al salón. Estás allí y toda la familia está mirando la tele. Algunos músicos están calentando para un concierto. Vuelves en ti y recuerdas que se trata del concierto de año nuevo. Esa maravillosa tradición que celebra la inauguración del año con música clásica.
Hablamos de una celebración que forma parte de la tradición a nivel mundial desde el uno de enero de 1941 y que se ha establecido en los hogares como un miembro más a la hora del desayuno.
Cabe esperar que nada malo se achaque a esta celebración, pero lo cierto es que fue atacada por haberse celebrado bajo el manto de la bandera Nazi. Aspecto que ha quedado donde le corresponde y que no ha impedido que millones de familias disfruten en sus hogares de las delicias de la música.
Desde la Sala Dorada del Musikverein, uno de los espacios con mejor acústica del mundo, la Filarmónica de Viena se organiza todos los años para esta celebración sin igual. Por motivos de época y tradición mal heredada, hasta 1997 no se admitieron mujeres en la orquesta, pero, afortunadamente, todo se ha normalizado y el concierto es un reflejo de nuestra variedad a todos los niveles.
El evento tiene sus particularidades. Desde el palmeo en la Marcha Radetzky, la escena de ballet o el rendido homenaje a la familia Strauss, sobre la que orbita el espíritu del evento, hasta tal punto que El Danubio azul es una de las piezas imprescindibles en este evento. Y reconozco cierta satisfacción personal cuando, a eso de las una del mediodía, millones de personas estamos escuchando esta magnífica pieza al mismo tiempo.
Como no puede ser de otro modo, las entradas para este evento son casi una quimera, ya que se renuevan para el siguiente año para las mismas personas. Yo este año no iré porque me rompería la mañana, pero procuraré verlo y relajarme durante dos horas.
Os animo a que le deis una oportunidad y que este uno de enero empiece lo mejor posible y con música. Hemos llegado al final de otro año y no ha sido fácil para nadie, así que nos corresponde poner de nuestra parte para que la dura realidad no nos aplaste como a una colilla en un cenicero. Disfrutad y sed felices. No es un consejo, es prescripción facultativa.
Feliz año nuevo.
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