MÚSICA PARA DISCÍPULOS DE SKYNET
Probablemente el primer cacharro musical que tuve fue una pequeña radio en la que escuchaba éxitos de los ochenta como “Let’s Dance” o “China Girl” de David Bowie y alguna que otra canción de Michael Jackson aunque éste tipo me seguía dando canguelo después del incidente del vídeo “Thriller”. Recuerdo que como había estado enfermo y sin poder ir al colegio durante un par de meses mi madre me dejó montar una especie de tienda de campaña en mi habitación. La puse a los pies de la cama y sujeta a un secreter y la hice con unas sábanas que me dejó ella. Y allí me metía a escuchar música y a jugar con los playmobil. Luego tuve un radiocasete más grande, del que conservo aún los dos altavoces porque tienen unas clavijas con las que se pueden conectar a otros aparatos. En ése disfruté de cintas de casete de Manowar, Ozzy Osbourne o Guns n’ Roses. Lo malo es que sólo tenía una pletina, así que no podía copiar casetes. Vale éste es un comentario un poco piratesco pero siempre he andado corto de dinero. Si me incluyen en alguna herencia millonaria procuraré no volver a ser pirata, no te jode. Durante ésa época también disfruté del tocadiscos de mi hermano del que ya les he hablado en varias ocasiones. Es curioso porque es donde mejor he escuchado la música, sobre todo porque tenía los dos bafles situados en las esquinas de la habitación y así se oían los discos de maravilla. Sin embargo, no me ha dado luego por comprarme un tocadiscos, la verdad. Por pereza, supongo. Y falta de sitio, claro. Desde el radiocasete gris los aparatos musicales que he tenido han ido disminuyendo de tamaño como “El hombre menguante”, ya saben ésa película tan buena de ciencia ficción. ¿Qué no la han visto? Pues corran a verla, insensatos, como diría Gandalf el Gris. Pues eso, como no he tenido nunca demasiado espacio disponible siempre he terminado comprando reproductores de CD pequeños, de esos con asa portátiles que se pueden mover por ahí. Quien sabe, quizá algún día me de por hacer como algún habitante de Harlem y pasearme con el caseto en el hombro evangelizando al personal con la buena música de verdad. A ver si aprenden algo. El primer reproductor de CD me lo compré con mi padre en un centro comercial cercano a mi barrio. Naturalmente por entonces no tenía ningún CD así que también me compré el disco “Avalon” de Roxy Music y ése fue mi primer CD. Ahora mismo no sé dónde conejos está. No sé si se lo presté a alguien y no me lo devolvió o está perdido detrás de alguna estantería, vaya usted a saber. De todas formas pude arreglar un poco la cosa cuando me hice con el disco “The Best of Roxy Music” que no sólo trae las mejores canciones de “Avalon” sino otras grandes del grupo como “Same Old Scene”, “Dance Away”, “Oh Yeah”, "Both Ends Burning" o “Angel Eyes”. Luego también pude hacerme con otro título del grupo “Manifesto” pero quizá tener el disco de grandes éxitos me ha frenado de adquirir más discos de la banda. Bueno eso y que todavía estoy esperando ésa herencia millonaria. Desde ése reproductor de CD he debido tener un par más, el último de ellos fallecido durante el confinamiento provocado por la puta pandemia de coronavirus. Así que me quedé sin un aparato musical en pleno sarao. Menos mal que siempre tengo un par de recambios, por si acaso. Uno era un antiguo ordenador portátil al que pude engancharle ésos altavoces con clavija del radiocasete gris de los que les he hablado antes y gracias a eso y al Windows Media Player he tenido música durante todo éste tiempo. Sin embargo Skynet ha decidido hace un par de semanas llevarse con ella a mi viejo ordenador portátil que ha fenecido en pleno acto de servicio mientras reproducía el disco de Judas Priest “Defenders of the Faith”. Menos mal que pude sacarlo del bicho. Que Skynet lo tenga en su gloria y se ruega una oración al Omnissiah por su alma mecánica. Aún me queda un recambio más, un discman al que puedo enganchar uno de esos bafles con clavija. Eso sí, la música se escucha en mono y no en estéreo, así que algunos efectos de sonido lisérgicos de la E.L.O. suenan aún más raros. Pero no importa porque gracias a mi hermano ha llegado la caballería en forma de un nuevo reproductor de CD y radio que me ha costado apenas cuarenta euritos. Espero que éste me dure más que los anteriores y que Skynet y el Deus Mechanicus tengan a bien darle una plena y larga vida al servicio de un pobre simio musical como yo. Quién sabe, quizá algún día lograré ésa herencia millonaria y pueda permitirme una cadena de música como Crom manda. Mientras tanto disfruto bastante con un simple reproductor de CD la verdad. Mientras que haya música las cosas se ven de otra manera. Ea, cuídense y disfruten todo lo que puedan y les dejen.
TELLY CHAVALAS
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