jueves, 6 de julio de 2023

Descubriendo a... El Origen del CD

Remontémonos a los años 70. Tenemos el cassette en su mejor momento y el director de la división musical de la Philips dio órdenes a su equipo para que desarrollara la siguiente generación de dispositivos de reproducción. El objetivo era crear un disco de no más de 20 centímetros de diámetros que superara en calidad a los vinilos. Al poco tiempo de emprender el desarrollo, los ingenieros de sonido sugirieron optar por el formato digital. 
Philips no era la única que se propuso este reto. Sony lanzó un disco óptico digital en 1976 y un año más tarde contaban con un disco de 30 centímetros con capacidad para almacenar una hora de grabación. Dos años más tarde, esos 60 minutos alcanzaron los 150. Suficiente para todo salvo para las óperas de larga duración.
En 1982, salió a la venta el primer CD para uso comercial. Una serie de valses compuestos por Chopin e interpretados por Claudio Arrau. Como no pudo ser de otro modo, este invento cayó en manos de privilegiados. La incursión del CD acorraló al cassette, en parte porque cayeron en la cuenta de que el CD era mucho más barato de producir que la cinta. Tan barato que los materiales para producirlo eran tres veces más baratos que la caja que los contenía. Se calcula que para 1988, unos 400 millones de discos se fabricaban en todo el planeta. 1992 fue el primer año registrado en que la venta de discos superó ampliamente a la de cassettes. 
Esas ventas no dejaron de crecer hasta el año 2000, en el que el cassette fue desapareciendo poco a poco. 

Daniel 



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