MÚSICA PARA PROFANADORES
El otro día volví a escuchar el “Stained Class” de Judas Priest y me hizo recordar un día lejano durante el curso de C.O.U. Para los chavalucos aclarar que se cursaba el año antes de presentarse a la Selectividad, conocida hoy como E.B.A.U. Como se suponía que ya éramos gente medio adulta, además de tener que ir a tallarte para hacer el Servicio Militar si eras un hombre durante ése curso había estampidas de compañeros hacia las autoescuelas para sacarse el carnet de conducir. Total que el colegio en el que lo cursé nos dejaba salir del recinto durante el recreo. Yo vivía cerca así que solía aprovechar para pegarme un salto a casa y meterme un segundo desayuno a lo Hobbit. Sin embargo, ya saben ustedes cómo somos de idiotas en la juventud y había otros días que me quedaba con los colegas y me compraba un bocata en una charcutería con ellos y luego a devorarlo al parque. Un día que estábamos particularmente aburridos no se le ocurrió otra cosa al ala más radical de acercarse a una iglesia cercana a hacer el gamberro. No sé a ciencia cierta si llegarían a hacerlo otro día pero ése día me había quedado con ellos y me daba palo andar por ahí profanando iglesias, la verdad. En los cómics de Conan meterse a robar en templos está muy bien pero en la vida real no hace ni puta gracia. Por lo menos a mí. Así que logré convencerles de ir a mi casa a tomar un poco de embutido y unos refrescos. Lo que fuera con tal de que esa panda de descerebrados terminara en un futuro ardiendo en el Caldero de Satán. Tonto de mí, era lo que se merecían, el perolo de Satán, el de Darkseid, el de Cthulhu, el de Set y hasta el de Mefisto. Se los merecían todos. Al fin y al cabo me jodieron la película “Conan, el bárbaro” (1982) cuando la alquilé en el videoclub y tuve la “gran” idea de invitarles una tarde a verla en casa. Craso error, estuvieron todo el tiempo haciendo bromitas y soltando chorradas. El fallo fue mío, debería haberla visto antes por mi cuenta, pero en aquella época todavía era joven y creía en la amistad, la camaradería, el compañerismo y todas esas gilipolleces. Pero bueno, yo todavía seguía en la senda de creerme ésas mierdas así que les invité a casa para que no acabaran haciendo alguna trastada en la iglesia y sobre todo para no verme yo envuelto en un lío. Si se hubieran empeñado en seguir la senda de la profanación les habría mandado al pedo y me habría pirado, claro está. Cuando metí la llave en la cerradura me acordé de que había comprado una cinta de Judas Priest “Stained Class” y no les había dicho nada. Sobre todo a mi colega Eugenio que era el encargado de copiarnos las cintas al resto ya que tenía un caseto de doble pletina que era la envidia del grupo ya que se podía copiar todas las cintas que quisiera, comprando eso sí un casete virgen. Bueno, también se podía grabar poniendo un par de celos sobre unos agujeritos que tenían los casetes y borrabas lo que había antes. Total que se suponía que si uno se compraba una cinta se lo comentaba para que fuera haciendo las copias. Pero yo ya estaba un poco escamado con ellos y empezaba a ir por libre así que el sábado anterior había ido al centro con mi hermano y me había comprado la cinta de Judas Priest y no había dicho nada de nada. Así que tuve que improvisar una historia rocambolesca que ahora no recuerdo. Y no es que yo fuera algo rata y egoísta, es que el amigo Eugenio se tiraba varias semanas para hacer las dichosas copias y yo quería disfrutar algo más del casete antes de andar prestándoselo a una banda de orcos que me habían jodido el visionado de “Conan, el bárbaro”. Y lo sé porque ya me había pasado con la cinta de Manowar “Kings of Metal” que estuvo por ahí de picos pardos dos meses y medio. Así que al final les enseñé la cinta porque en aquella época no tenía demasiadas cosas y cantaba mucho ahí en la estantería. Hoy en día habría puesto algo delante y ni la hubieran visto. No eran orcos demasiado inteligentes, salvo “El Gafas” que me ayudó a aprobar el curso y era un hacha con las ciencias, el resto eran aún más lerdos que yo, la verdad. Eso sí, les dije la puta verdad, cosa que siempre funciona: “Tronco, tú tardas mucho en grabar las cintas y yo quiero disfrutarla antes de pasarla”. Y ya está. A veces decir la verdad a la cara es lo más fácil y la gente suele comprenderlo muy bien. Con el tiempo no les pasé la cinta, la verdad. El grupo comenzó a fracturarse y dividirse en clanes, los que aprobaron el C.O.U. y los que no, los que aprobaron la Selectividad y los que no, los que fueron al baile de fin de curso y los que no. Yo fui de los que no fui al baile. Pasaba de vestirme de pingüino e irme de cena con una caterva de personas elitistas aún peores que mis amigos y que me habían estado puteando desde que puse el pie en ése colegio. Así que el “Stained Class” se quedó conmigo y cuando fue pasando el tiempo nos fuimos separando aún más cuando empezamos a estudiar carreras diferentes y hasta hoy. Salvo algún encuentro fortuito con alguno de ellos no he vuelto a verlos. Ni ganas. No creo que me llamen para una fiesta de reunión de antiguos alumnos de ésas que hemos copiado de los yanquis, pero si lo hicieran por supuesto no iría ni de coña. Pero oiga, sigo disfrutando del “Stained Class”. Tiene temas muy buenos como “Better By You, Better By Me”, “Invader”, “White Heat, Red Hot” y el que da título al álbum “Stained Class”. Naturalmente cuando lo vi en formato CD de oferta me lo pillé sin dudarlo. En la cinta no venían los bonus tracks “Fire Burns Below” un tema que está pero que muy bien y la versión en vivo de la canción “Better By You, Better By Me” otra ventaja de los CD. Ea, cuídense y disfruten todo lo que les dejen los demás. Y sobre todo no vayan por ahí profanando templos, no sabemos lo que pasa después de morir y es muy tonto echar papeletas ahí a lo loco.
TELLY CHAVALAS
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