El sonido de Motoharu Okamura está dominado por las guitarras, obviamente, pero cubre un espectro más amplio que Automatics. En su debut recorren la psicodelia ruidista desde Loop a Black Rebel Motorcycle. Incluso miran atrás (la pegadiza “Ya somos tres” comparte ecos del post-punk más oscuro y encanto pop con los primeros The Cure) y se zambullen en el shoegazer más contundente con preciosas melodías y voces susurradas. La segunda parte del álbum, tras el interludio instrumental de “Arena”, brilla alternando hits adherentes que arrollan (las contagiosas “Kaku” y “Sangre en su fiesta”) y arrullan (los ensoñadores estribillos de “No vuelvas a creer” y “Calígula”), dejando abundantes regalos a fans de la electricidad volcánica de Swervedriver o Ride y las nebulosas incandescentes de Curve o Cranes.
Podéis escuchar el disco en todas las plataformas digitales.
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