MÚSICA PARA POLICÍAS MEDIEVALES
Sigo rebuscando en mi colección de discos para escuchar aquellos a los que no les he echado mucha cuenta durante estos años. Y esta semana he atacado otros dos de Iron Maiden que me compré de oferta en su día y que no he oído demasiado, la verdad. Ya saben mi reparo a los discos de la banda en los que no participa como vocalista el amigo Bruce Dickinson. Pero es una aversión completamente injustificada, la verdad. Y me he dado cuenta esta semana cuando he disfrutado del primer disco de la banda titulado “Iron Maiden” aparecido en 1980 y el segundo “Killers” que salió al mercado al año siguiente. Aunque el vocalista Paul Di’Anno acabó expulsado de la banda por sus problemas con el alcohol y las drogas lo cierto es que sus “aficiones” no se notan nada en éstos dos álbumes y el tío cumple perfectamente, tanto que logra que un fanático de Dickinson como yo se olvide de él. A ver, soy fanático de Dickinson porque el primer disco de Iron Maiden que escuché fue “Piece of Mind” y ya estaba acostumbrado a su voz. Pero vamos, ya les digo que éstos dos discos están muy bien. Los expertos aseguran que el segundo, “Killers” está mejor acabado en cuanto a sonido pero como yo no sé de esas mierdas me quedaré con las canciones que más me han gustado como por ejemplo “Running Free”, del primero de ellos y que llegó a ser elegida, con razón, para convertirse en el primer sencillo de la banda que logró alcanzar el puesto 34 en las listas de éxitos británicas. Ese mismo disco trae otros grandes temas como “Transylvania”, “Strange World”, “Charlotte the Harlot” o la que sirvió para bautizar tanto al primer álbum como a la banda, “Iron Maiden”. En el segundo hay temas muy buenos como “Wrathchild”, “Murders In The Rue Morgue”, “Another Life”, “Twilight Zone”, “Prodigal Son” o la canción instrumental “Genghis Khan”. Ahora recuerdo que un amigo del colegio me intentó convencer de que estos dos discos eran cojonudos y no le eché mucha cuenta, la verdad. De hecho, un día los tuve en la mano en formato casete en el Madrid Rock y los dejé allí. Así de viejuno soy, sí. Entonces, como ahora, andaba mirando los dineros y no podía hacer un gasto así. Al final creo que me llevé uno de Manowar. Cosas de la juventud, ya saben. Pero, eh, oiga, al final me he redimido y los he estado disfrutando ésta semana mientras leía un libro de espada y brujería titulado “La rebelión de los brujos” de Simon R. Green con una magnífica portada del gran ilustrador Luis Royo. La música de Iron Maiden es la adecuada para leer aventuras de éste tipo, con guerreros, brujos, ciudades corruptas, monstruos formados con sangre y poblaciones zombificadas. En realidad el libro está en la frontera entre la espada y brujería y la alta fantasía ya que los protagonistas, Hawk y Fisher son una pareja de guardias de la ciudad de Haven que se ven envueltos en conspiraciones con brujos, avisos telepáticos a los protagonistas, magos muertos que siguen viviendo y demás zarandajas, digamos, demasiado mágicas para la espada y brujería género en el que ésta última siempre tiene un oneroso precio de sangre. Tiene un tonillo policíaco curioso y aunque parezca extraño me ha recordado a la serie de novelas de Ed McBain sobre el Distrito 87 de la ciudad imaginaria de Isola en el que trabaja un grupo de variopintos policías y que incluso se han llevado al cine con “El turbulento distrito 87” (1972) dirigida por Richard A. Colla y protagonizada por Burt Reynolds, Raquel Welch y Yul Brynner, aunque en la película la acción transcurría en Boston y no en Isola. Leñe, ahora tengo ganas de hacerme con las novelas de McBain, de oferta, por supuesto. Tengo por ahí alguna, creo, pero tengo que ir a la caza del resto. Y ahora que caigo, tengo que pillar también los discos que me faltan de Iron Maiden. Salvo los que sean en directo. Lo siento pero mi aversión a los discos grabados en conciertos sigue todavía viva. Bueno, ya saben, no olviden supervitaminarse y mineralizarse y tengan cuidado con sus “aficiones” peligrosas para la salud y con los magos mercenarios.
TELLY CHAVALAS
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