jueves, 25 de enero de 2024

Descubriendo a... El Jorobado de Notre Dame

No fui un niño Disney, lo que me incapacita para serlo ahora como hombre. No es que sea quisquilloso, pero siempre me ha parecido que van con una moralina pegajosa a la mayoría de las películas y no me mola. Reconozco sus méritos porque me he preocupado por saber qué era lo que veía, pero nada de sintonía. Al menos, hasta este momento. Cuento tres excepciones en este amplio mundillo de películas Disney: Hércules, El rey león y, ahora, El jorobado de Notre Dame. 
¿Qué me ha hecho incluirla? Pues la música, señoras y señores. La música de esta película ha vuelto a mi vida con un significado renovado y le ha dado significado a las imágenes que descarté hace años. Probablemente haga veinte años que no veo esta película ni escucho su música. No sabría explicar el motivo de semejante desconexión. Supongo que, como tantas cosas, simplemente pasa. El caso es que lo que he redescubierto tiene un valor enorme y llevo celebrando este hallazgo desde principios de semana. Todo empezó con una morriña que tuve de escuchar al gran Constantino Romero. Este señor tenía una versión del ‘’ Wandering star ‘’ de Lee Marvin en ‘’ La leyenda de la ciudad sin nombre ‘’ y, al buscarla, di con su versión del ‘’ Hellfire ‘’ de ‘’ El jorobado de Notre Dame ‘’. Se me pusieron los pelos de punta y, probablemente, el niño repelente que hay en mi interior se agitó y despertó. 
He hecho el recorrido más exhaustivo que he podido por la banda sonora y la película. Ambas me han parecido notables. Creo que consiguen ese dialogo esencial entre música e imagen que tan difícil es de conseguir en otros casos. Sobre todo, cuando las imágenes te dan igual. Supongo que lo que he encontrado es un tono adulto con el que, inevitablemente, conecto. Pero eso no debe ser en absoluto todo, ya que las bandas sonoras del Estudio Ghibli son infantiles a más no poder y las disfruto como un enano. Supongo que será la épica del leit motiv que no para de repetirse a lo largo de la película y que tiene su origen en ‘’ The bells of Notre Dame ‘’. Este tema será un tañido de campanas alegre para representar la felicidad de Quasimodo y un acompañamiento terrible para Frollo en su confesión ante las llamas. 
El papel que el narrador juega en esta historia es fundamental. Logra incrustarse en cada situación y arroja un punto de vista claro y directo. Se agradece que sea una voz preciosa la que clama a las campanas de Notre Dame en la parte más arrolladora de esta canción. Algo que también se recupera en el reprise del final para dar una gloriosa conclusión a la historia y al tono que él estableció desde el principio. 
Considero este artículo un exorcismo a mi propio cinismo al pensar que podía pasar de largo a ciertas cosas por estar enterradas por los años. El tiempo me ha callado la boca y estoy encantado. Escuchen esta banda sonora, vean esta película y descubran a Alan Menken, el ilustre compositor detrás de esta música y de tantas otras.


Daniel



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