viernes, 28 de junio de 2024

El Cajón de Telly Chavalas

MÚSICA PARA MONSTRUOS ATÓMICOS GIGANTES

Esta semana vengo que fumo en pipa. Cabreado, vamos. Resulta que mis primos de SkyShowtime han decidido retirar la serie clásica de “Star Trek” de su lista. Luego vi en X, conocido anteriormente como Twitter a otras personas que se quejaban de que también han quitado de la parrilla “Espacio Profundo Nueve” y “Enterprise”. Muchos se han quedado a medias o a falta de terminar de ver la serie por cuatro capítulos. Ya me olía algo así porque no me fío de las plataformas y corrí para poder ver completa “Espacio Profundo Nueve”, más que nada por comprobar qué era eso de “La guerra del Dominio”. Veo ahora que tuve suerte porque me podía haber quedado a medias. Por eso prefiero el formato físico. Gracias a Rao tengo las tres temporadas de la serie clásica de “Star Trek” en DVD así que el daño ha sido relativo pero me reafirma en confiar únicamente en el formato físico. Sin él no seríamos nada. Por ejemplo, hace poco se ha descubierto en Australia una película que contenía una grabación en vivo de un concierto de Los Beatles. Un señor tuvo a bien comprarla por 11 dólares en un mercadillo de ésos que ponen los anglosajones en la puerta de sus casas. Resulta que la lata contenía material en vivo de la banda inédito en sesenta años filmado durante el concierto que dieron en el Sydney Stadium en 1964. Ahora díganme ustedes qué haríamos sin el formato físico. Ése material de Los Beatles no existiría. Por que no me van a decir ustedes que un hacker cyberpunk salido de una novela de William Gibson se va a encontrar un concierto perdido, digamos de Ronnie James Dio en Alburquerque mientras piratea archivos guardados en un banco de memoria de Skynet en Winsconsin, por ejemplo. Las narices. Esos sólo se dedican ya a las cortinas. El ser humano sin formato físico está perdido. Sin archivos, bibliotecas, colecciones de discos, tiendas de DVD o Blu-Ray de ésos. El formato físico es necesario. Y si luego guardamos copias, digamos, “cibernéticas” por si lo otro se pierde, pues vale. Pero lo digital debería ser un refuerzo no el objetivo a alcanzar. Porque luego viene cualquier mangarrián y decide que no le gusta ver fumando como un carretero a Charles McGraw, protagonista de “Testigo accidental” (1952) de Richard Fleischer así que va y con una aplicación de mierda o usando la pérfida I.A. de las narices va y borra todos los pitis. ¿Y cómo va usted a saber los hábitos de la gente en los años cincuenta del pasado siglo? Claro que ahí vamos. Quizá interesa inventarse un pasado que encaje mejor con nuestro presente de colorines. En fin, es de coña todo. Yo venía a hablarles de música y resulta que les he soltado un rollo apocalíptico a lo profeta Jeremías porque me han quitado “Star Trek” de la parrilla. Pero no se preocupen, a pesar de mis jeremiadas frikis pienso recomendarles un disco como todas las semanas, concretamente el titulado “Celebration. The Best of Kool and the Gang”. Publicado en 1994 recoge los grandes éxitos de ésta banda desde 1979 hasta 1987. Unos años, cojonudos, por cierto. Hágame caso que yo los viví (aunque no me enteré de mucho porque era un puto crío). Pero estaban muy bien. Las canciones que más me gustan del disco son “Take My Heart (You Can Have It If You Want It)”, “Let’s Go Dancing”, “Misled” (la mejor de todas), “Too Hot” y “Steppin’ Out”. Seguro que lo compré de oferta, más que nada porque pertenece a una colección llamada “Funk Essentials”. Cuando venga el amigo Bruno Mars con algún temilla nuevo la gente flipará con él y sus movimientos “cool” en el vídeo de turno. Ya saben, si quieren parecen más molones, metan con calzador algún que otro término anglosajón en la conversación. El que esté de moda y use todo Dios también vale. Volviendo al Bruno Marte, seguro que el colega se ha inspirado en gente como Kool and the Gang. Y pongo “inspirado” por no poner algo peor. Qué buena música la de grupos como éste. Luego vino el Rap y todo terminó. Ea, ya estoy otra vez en plan apocalíptico. Será porque he estado leyendo un tochal de monstruos de Marvel que recoge un sinfín de historias sobre bichos gigantes publicadas por la editorial en 1959 y 1960. Supongo que Stan Lee, Jack Kirby y Steve Ditko lo harían para aprovechar el tirón de las películas de monstruos atómicos gigantes. En cualquier caso son una auténtica gozada. Y leídos con la banda sonora de Kool and the Gang es aún más divertido como el típico protagonista humano acaba tangando al monstruo gigante y venciendo, por supuesto. En aquellos tiempos los humanos éramos los buenos no unos villanos tóxicos y repugnantes como hoy en día. Ea, no olviden supervitaminarse y mineralizarse. Ah y ¡VIVA EL FORMATO FÍSICO!

TELLY CHAVALAS



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